En los farragosos terrenos que mezclan la historia con el resto de las ciencias sociales, aumentan los defensores de la teoría que enlaza la (escasa) calidad de la comida con la tendencia de los naturales de un país a iniciar larguísimos viajes de exploración por los lugares más recónditos del globo.
Así, por ejemplo, el prestigioso Carmelo Katis defiende que los ingleses, a partir del siglo XVI, huían de los estofados recocidos, los sándwiches de pepino y ¡la cerveza caliente! cuando salieron a explorar mundo.
De esta manera, Francis Drake o James Cook buscaban manduca decente y no la gloria, y en esta tradición se situaron otros legendarios viajeros como David Livingstone o Richard F. Burton.
Esta misma teoría explicaría la fiebre exploradora y conquistadora de los extremeños a finales del XV y principios del XVI. Por eso, en cuanto a España comenzaron a llegar el cacao, el maíz, el tomate y la patata se acabaron los grandes viajes.
P.S.: Según la última biografía de Colón, secreta e impublicable, el verdadero motivo del viaje del legendario navegante genovés fue encontrar “un decente chop suey de pollo”.
Imagen creada por Sora, de ChatGPT