En un tiempo no muy lejano, el Estado dedicó crecientes partidas presupuestarias a vigilar a los conductores, sospechosos de los más horrendos crímenes.
Para acompañar las campañas de tráfico, se lanzaron mensajes paternalistas:
“Motorista, te queremos de vuelta”
“Llegar tarde es mejor que no llegar”
“No podemos conducir por ti”
Mostraban, sin duda, una bonísima voluntad. Por eso no tienen fundamento las críticas que aseguran que era una manera de justificar las multas necesarias para sufragar las crecientes partidas presupuestarias (incluidas las de Tráfico) y otros gastos de Papá Estado.
Salvador Monsalud


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